Que fuerte!


Anoche salí y no me quedo más que ver tras la ventana del auto como se travestía la ciudad de luces y tragos. Llegamos a un barra-bar de la parte baja de la ciudad en uno de esos barrios donde si descuidas te clavan una lanza en el ojo y si eres dichoso te arrancan los bolsillos, te sustraen el teléfono, te des-man-te-lan...yo que no tengo seis años pero que me reketeaburro, y que nunca he sido de darme esa vida en el ocaso de la ciudad decidí esperar calmada. Un tiguere que no había visto en toa' mi vida se acerco a la ventana chercheramente y me dijo que estaban bebiendo desde las nueve de la mañana, y yo pensé y a mi k? y le subí lo vidrio. Me quedo viendo como las parejas bailaban como vals el denbou "k pensalan de nosotlos en Japón-pon”. Cuando desperté habíamos llegado a un café apto, en la metrópoli. En la parte trasera dos fumadores, mi pana que siempre se a dao de to, en medio de su paranoia me presenta un carajo hijodelagranputa que estudia estomatología, que sólo logró hablarme de sus años de clandestinidad corrupta en las calles de Santiago y la capital, de ortodoncia, de dientes, encías y más dientes, de las teorías paradontologícas y de lo que sería él en una cirugía maxilofacial. Lo cierto es que el jilipollas a todo al que conocía lo invitaba al laboratorio de la universidad para sacarle con su sierrita eléctrica bucal los sucios pensamientos que se guardan,las manchas amarillas de cigarro al portador y k se yo cuantas vainas mas…y eso que este fue el mas pasable de la noche porque luego me presentaron a CECI, una morenita muy chida, de boca succionadora que después de dos cervezas y una cuca fue irrefutable que dejara de pedirle el número de teléfono a todo personaje-persona de sexo masculino que le pasaba por el frente. Que fuelte!

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