He descubierto la nada en los equívocos de mi boca abierta.
He dicho libros viejos, casas de apuesta y murallas chinas.
Quizás algunos modos etílicos para destilar el placer;
percances, días de borrasca,
brisas perecederas de un huracán
que se traga a dominicana en pleno octubre
El pueblo no lo sabe, sólo los desaparecidos.
Las huellas se mecen en los botes que navegan las calles de la cañita.

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