Ella lo pensaba al respirar, yo lo notaba, notaba como ella elevaba su nariz para inhalar ese aire jodido por él, por la colonia francesa sumida a sus poros. Siempre trataba de olerlo, de llevarlo consigo en cada respiro suyo para cerrar los ojos y así sentir sus palmas soldándose en sus hombros sin dejar rotar la imaginación para no olvidarle, para no perder ese momento de ver de su cara el perfil perfumado de sonrisa y sentir el desprecio hacia la distancia entre su mano y la de él... de esos dedos que se oprimían con ansias. Sabia que si dejaba correr el lápiz su pensamiento se iría a los días de distancia y se ahogaría en los momentos inocuos que la soledad le brindaba entre cafés y esas tardes de telefono abiertas por largos minutos con el, porque así era, y las palabras fluían solas y el tiempo se iba como relámpago, por eso lo evitaba y volvía a la escena del baño, de verlo peinar su pelo empapado, de verse a si misma frente al espejo mientras el le apremiaba un beso mientras seguia suspendida en la fascinación de recoger su exhalo con la nuca, con los labios, con las alas que el le daba.

Comentarios

bajo.* ha dicho que…
aveces es medio feo el hecho d acordarnos hasta d el OLOR d una persona...

y

capaz q sentir ese oler
y recordar a esa persona
como q
denota ausencia
NO?


BaJo.*
Patricia Minalla ha dicho que…
Totalmente... Ausencia.
Ana María Fuster Lavin ha dicho que…
Gracias por visitar mi blog y dejarle un estimulante comentario a Yiara, ella lo mererce, claro que sí...
Me alegra también porque eso me ayudó a toparme con tu página, me encanta tu estilo de escribir... muy bueno
Patricia Minalla ha dicho que…
Es un honor chicos

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