Divagación

“A veces me convenzo de que la estupidez se llama triángulo,
de que ocho por ocho es la locura o un perro.”
Julio Cortázar.

El disco suena, y yo quiero oírlo así, simplito, sin aleaciones algunas; porque hay alfileres que agonizan antes de nacer y arenas movedizas que manchan mi existencia. Porque la mañana corre sin miedo en la autopista y el frío tiembla recordando sus cicatrices de sirena.
Entonces ahí vengo yo; y me escapo a la luna a comer algodones de azúcar, porque esta ciudad es tan ociosa, que no queda más que ver los pájaros volar y posar sobre los alambres del tendido eléctrico
Porque ya ni siquiera los cigarros ayudan al aburrimiento y aunque suena muy particular el asunto, respirar es inevitable cuando logras darte cuenta, cuando percibes los movimientos sutiles de tu caja torácica subiendo y bajando, precedidas del ritmo que intenta pasar inadvertido.
Y pienso en la historia de la estética, en el caminar de los pollitos, en los colores brillantes de la luna y así; vuelvo a soñar que soy cisterna y que todos los sentimientos afloran en mí.