CEMENTERIO DE LA TARDE
Guillermo Pérez Castillo
Un vaho blanquecino entre árboles dormidos y un leve sol desparramado me entrañan.
El mito de la tarde aún existe… algo hay de mí en sus verdores apagados
En esas manchas solitarias
En ese gris transido en rostros
Pretendo la soledad pero todo me asiste: sólo entre ramas y azahares hay una multitud insólita
Ahora todo mi universo es fronda
Salibario ancestral
Brumas desdibujadas y pausas…
¿Es vivir ser parte de las cosas?
¿Es el rocío más bello que el océano?
Busco la utopía
Las moradas donde asirme como quien se niega a sucumbir
Y sigo con la tarde descrita en luz de luciérnagas que transitan horando la oscuridad
Mis unicornios asidos de dioses cabalgan y todavía la tarde es luz podrida cementerio azul
Ráfagas inmóviles de alas
Y retengo entre mis manos la tarde abrevada pero cierta
Llena de mariposas sombrías, cucuyos fugaces
Y un tropel de alas en el sueño
En las lindes de mis ángeles…
Tarde que es un espejo
Un pasadizo por donde huyo a encontrarme con mis dioses de altares prohibidos
La tarde que urdo y despojo en arcoiris extintos
Es ésta de luz
De soles oscuros que fulguran los espejos
Tiempo detenido que mitiga la luz
La célibe tristeza de los ojos que estrenan sus soles
Sus cirios apagados
Ojos de una instancia errada donde todo es el chasquido de hojas maquilladas desde antes que el tiempo creara su tortuga
Su horóscopo de sangre
¿Que tiempo no ha existido aniquilándose?
¿Que tarde no fue esta tarde sólo porque mis ojos la negaron?
Guillermo Pérez Castillo
Un vaho blanquecino entre árboles dormidos y un leve sol desparramado me entrañan.
El mito de la tarde aún existe… algo hay de mí en sus verdores apagados
En esas manchas solitarias
En ese gris transido en rostros
Pretendo la soledad pero todo me asiste: sólo entre ramas y azahares hay una multitud insólita
Ahora todo mi universo es fronda
Salibario ancestral
Brumas desdibujadas y pausas…
¿Es vivir ser parte de las cosas?
¿Es el rocío más bello que el océano?
Busco la utopía
Las moradas donde asirme como quien se niega a sucumbir
Y sigo con la tarde descrita en luz de luciérnagas que transitan horando la oscuridad
Mis unicornios asidos de dioses cabalgan y todavía la tarde es luz podrida cementerio azul
Ráfagas inmóviles de alas
Y retengo entre mis manos la tarde abrevada pero cierta
Llena de mariposas sombrías, cucuyos fugaces
Y un tropel de alas en el sueño
En las lindes de mis ángeles…
Tarde que es un espejo
Un pasadizo por donde huyo a encontrarme con mis dioses de altares prohibidos
La tarde que urdo y despojo en arcoiris extintos
Es ésta de luz
De soles oscuros que fulguran los espejos
Tiempo detenido que mitiga la luz
La célibe tristeza de los ojos que estrenan sus soles
Sus cirios apagados
Ojos de una instancia errada donde todo es el chasquido de hojas maquilladas desde antes que el tiempo creara su tortuga
Su horóscopo de sangre
¿Que tiempo no ha existido aniquilándose?
¿Que tarde no fue esta tarde sólo porque mis ojos la negaron?
Comentarios
Fer:
Guillermo es un educador dominicano oriundo de la provincia de Puerto Plata, este poema es mi favorito de él. Es un tipo digno de admiración te dejaré mas cosas en tu blog o en tu mail. Un beso boludo